Las voces de las mujeres en el agro
Las mujeres han logrado tener mayor visibilización, ya sea por los trabajos que realizan como así también por los desafíos y obstáculos que enfrentan día a día. Uno de los espacios en los que la mujer ha logrado dar conocer sus vivencias y alzar la voz, es el sector agroindustrial. En este sentido, Agrofy News dialogó con mujeres del agro que se encuentran a lo largo y ancho del país, y que se desempeñan en diferentes profesiones y oficios afines al agro.
Dirigente con acento cordobés
Desde diciembre de 2019, Alejandra Bertolino, se transformó en la nueva presidente de la Sociedad Rural de Leones, la ciudad del este de la provincia de Córdoba, conocida por ser el lugar donde se celebra la Fiesta Nacional del Trigo. De acuerdo a un estudio de la Fundación CEDEF, la presencia de las mujeres en los órganos de conducción de las entidades representativas de la producción agropecuaria en Argentina es baja, Bertolino sería una de las excepciones. Al ser consultada, sobre qué cualidades debe reunir una mujer para llegar a ocupar el cargo de presidente en una sociedad rural, detalló: “Estar informado y a la vez ejercer la actividad con mente y cuerpo”. En cuanto a la relación con los hombres del campo, aseguró: “He sido contratista rural hace unos años y el varón respeta ver a una mujer arriba de un tractor o vacunado en la manga”. Pasión ganadera
María Florencia Vivaldi tiene 32 años, es contadora pública, y cuenta que hace casi tres décadas su familia decidió empezar con una empresa agropecuaria en Chivilcoy, en la cual, crían Angus y en Tres Lomas, Hereford. Quien dijo que todo era estados contables. “Con el paso del tiempo nos empezamos a vincular con la empresa, tanto mi hermano como yo para aprender sobre la actividad”, comentó a Agrofy News. Hace poco más de cinco años que Vivaldi realizó el curso de jura Angus y no por casualidad, allí estaban los chicos del ateneo. “Ellos se acercaron a contarme en qué consistía la agrupación, me gustaron las actividades que proponían y decidí unirme”, señaló. Al principio lo vió como una actividad de paso, pero el tiempo hizo que se fuera involucrando cada vez más, hasta llegar a ocupar el lugar de presidente del Ateneo de Angus por segundo año consecutivo. En este sentido, expresó: “Los que me eligieron vieron un potencial que yo no sabía que tenía”, y agregó: “Lo principal que una mujer debe reunir para llegar a ser presidente de un ateneo es ser constante, responsable y tener pasión por la raza Angus (en nuestro caso)”. En territorio entrerriano, más precisamente en la zona rural de la localidad de Santa Anita, Antonella Huck, hace diez años que trabaja como docente en la Escuela N° 73 Ciudad de Córdoba. “Soy ex alumna de una escuela rural y siempre añoré trabajar en la ruralidad”, destacó en diálogo con Agrofy News. Cada vez son más las personas que migran del campo hacia la ciudad. Sin embargo, Huck compartió con gran orgullo cuales son las ventajas de trabajar en una escuela rural, y que va mucho más allá de ser docente. “Al ser muy pequeña la comunidad, genera mejores vínculos y una visión de la escuela como nexo entre todas las instituciones de la localidad que está más alejada”, y ejemplificó: “Se trabaja en red con el hospital, el municipio, la iglesia, y la biblioteca. Además, realizamos agrupamiento de escuelas rurales para los actos escolares”. Otro de los aspectos positivos que señaló es trabajar en un pluriaño. De lunes a viernes, Huck enseña a en Nivel Inicial (Sala de 4 y 5 años), y en nivel primario, de 1° a 6°. Aquí entran en juego grandes valores: “Hay trabajo colaborativo, y convivencia entre chicos de distintas edades”. Como principal desventaja, y que se ha convertido en uno de los grandes problemas de infraestructura del agro: el estado de los caminos rurales, dado que en días de lluvia resultan intransitables, y perjudica a los niños para que puedan asistir al colegio. Emprendedora social
Así se define, Verónica Torazza, mentora de Hilados de Azul, la red de talleres donde se enseña a hilar a mujeres que viven en zonas rurales de la ciudad de Azul, provincia de Buenos Aires. En conversación con este medio, comentó cómo surge el proyecto. “Detecté que las mujeres que acompañaban a sus hijos a clases extracurriculares, los esperaban cuatro horas mientras ellos hacían sus talleres, entonces, un día les pregunté si no les gustaría hacer algo en su tiempo libre”, recordó Torassa, quien de profesión es socióloga, pero a su vez, es una mujer muy comprometida con la realidad local. Así nació el proyecto, varias mamás de chicos que asistían a escuelas rurales aceptaron capacitarse en hilado artesanal. Al principio, eran solo mujeres rurales y con el tiempo, las mujeres de la ciudad también decidieron sumarse al grupo. Al respecto, Torassa resaltó que “la relación entre mujeres del campo y la ciudad es un interesante ejemplo de que se puede quebrar la brecha campo/ciudad a través de un emprendimiento”. ¿Cuáles son los valores que tienen para persistir como grupo? “Los valores consisten en saber ver y escuchar. Esa actitud de aprendizaje permanente, es básico para trabajar en equipo; ser persistente, es decir, seguir adelante y no perder la meta, y que tiene mucho que ver con ser resiliente, caerse y volver a levantarse; otro valor importante es el espíritu colaborativo para armar y fortalecer equipos, la tolerancia y el respeto”, detalló Torassa. En este sentido, recordó que cuando nació Hilados de Azul, el concepto de red era innovador a diferencia de hoy. De esta manera, el proyecto Hilados de Azul, es un espacio que permite a las mujeres capacitarse, trabajar en equipo, socializar y obtener ingresos. En este sentido, señaló que Hilados de Azul tiene un gran impacto en las mujeres que migran hacia otras localidades, dado que se llevan no solo conocimiento sobre cómo hilar que les permite tener una salida laboral, sino también valores. Ellas en el agro
Para la docente entrerriana, la mujer aporta diálogo, comunicación, genera nexos, y es un intermediario entre los diferentes sectores. “En mi caso, ser mujer no me limita en nada, realizo todas las tareas dentro de la escuela, desde la limpiar hasta cortar el pasto”, destacó. Según Vivaldi, cada día es más visible el papel de la mujer en las actividades ganaderas, y respecto a la relación que mantienen con el hombre de campo, opinó: “No hay que jugar con la rivalidad del hombre y la mujer, debemos trabajar todos juntos”. En la misma línea, resaltó que actualmente hay cada vez más chicas que integran el Ateneo de Angus. “Me gusta que las mujeres jóvenes se inserten en el ámbito ya que son presente y futuro”, subrayó. Como mensaje de aliento, expresó: “Lo importante es animarse y luchar por lo que uno quiere. Invito a que todas las mujeres sean libres y formen parte de los grupos que deseen, que se involucren y no dejen que nadie les diga que por ser mujeres no puede llegar lejos”. Por su parte, Bertolino manifestó que hay mucha integración de la mujer en la comunidad agroindustrial y argumentó que la mujer es más prolija que el hombre. “Siempre tuvo un rol protagónico desde antes de Cristo, de allí la frase detrás de un gran hombre hay una gran mujer”, enfatizó la dirigente. En la misma línea, Torassa, advirtió que las mujeres no solo se ocupan de mantener la casa y acompañar los hijos a la escuela, sino que también acompañan sus esposos en las tareas de campo, por ejemplo: alimentar animales, ordeñar, y ayudar en las cesáreas”. Por último, la emprendedora social de Azul, insistió en que la visibilización de la mujer se sostenga durante los doce meses del año, y no sólo el 8 de marzo de cada año.
Fuente: Agrofy
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